Los vínculos se analizan en dos contextos: el de relación (randstadt) y el de actuación (La Haya).
En el primero se plantea la forma de recorrer el territorio de relación, apareciendo elementos (obstáculos) que condicionan enormemente la circulación y la forma en que el sujeto interactúa con el recorrido (acción y percepción).
En el segundo se plantea la relación de los "jardines populares" con los elementos que componen la zona de actuación: visibles (vías, cauces, masas vegetales,...) e invisibles (demarcaciones municipales).
A su vez también se exponen los límites de estos "jardines populares", sus elementos constituyentes y sus actividades de forma intensiva en forma de iconos.
CONCLUSION: El tejido asociativo de la zona de relación es intenso, aunque polarizado. Actuaciones de potenciación de las asociaciones ciudadanas desde la administración en años pasados han dado sus frutos. Los elementos constituyentes son en gran parte artistas y voluntarios implicados que enfocan la mayoría de su actividad de forma local, sumándose a iniciativas preexistentes.
El contenido de estas propuestas es en su mayoría icónico y de denuncia (desvelar un problema), más que colaborar y desarrollar la solución; aunque existen acciones en las que se tutela de forma continuada y se coordinan acciones para una zona en concreto. La fase final de desarrollo se deja, normalmente, en manos de la comunidad interesada.
Los jardines populares se sitúan dentro de zonas verdes consolidadas como parte integrante de las misma, en su mayoría. Se sitúan en las zonas perimetrales de las demarcaciones administrativas y cercanas a vías de comunicación y transportes (zonas de especial detección de espacios residuales).
Las parcelas tienen un uso netamente privado y aislacionista. El perfil del usuario es muy marcado, y la relación del conjunto con los elementos circundantes es nula. La gestión de las parcelas es individual y la relación entre integrantes se reduce a festividades puntuales y breves comentarios en los caminos interiores.
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